Como decimos siempre, una preboda nos hace conocer a nuestra pareja, nos hace que nos conozcan a nosotros y por supuesto quitarle el respeto a la cámara.
Katta y Albeto, nos lo pusieron muy fácil desde el principio, nos llevaron cerquita de su casa a un paisaje increíble y lleno de vida. Y a pesar de estar lleno de barro por todos los sitios y con un frio importante, no nos lo pudimos pasar mejor. Siempre decimos que la preboda nos sirve para conectar con nuestras parejas y darnos cuenta como en este caso que las casualidades existen y una vez más que Vitoria es muy pequeño (jaja).
Fue una mañana de confidencias, donde descubrimos que la familia de ellos era de las mismas zonas que las nuestras, y que terminó con un té calentito, unas patatas y un bizcocho que quitaba el sentido. Por supuesto todo al calor de la hoguera que nos brindó esta maravillosa pareja en su casa.
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